Sumergida en la duda
con una infinita espiral
de palabras que no puedo
pronunciar,
resbalo hacia el abismo
sin consuelo,
sin aliento,
sin una brizna de aire que,
aunque caliente llegara
a mis pulmones, al menos,
me ayudaría a despegar.
Sumergida en el daño,
con un punzón oxidado
oscurezco mis arterias,
en el espejo,
llora una calavera,
mancho de cacao
mi cara entera…
no quiero que me vean,
el alma navegar a la deriva
ni del corazón las penas.

DUDA ESPIRAL BRIZNA PUNZÓN CACAO

África Sánchez López