Sal de mí definitivamente,
inicia tu viaje a la cobardía,
deja tus amenazas en el aire
que volarán sin duda hacia lo invisible.
Empezarán entonces
a curarse mis heridas,
volviendo la humedad a mi piel,
y en los surcos
masacrados por tu indiferencia,
esos, en los que van desapareciendo
mis ruegos,
esos, en los que te había mendigado
sumida en sombras,
tu atención,
alguna caricia…
sonarán arias, sencillas romanzas,
bailarán libres las batutas,
regresarán del precipicio
serenidades extintas.

África Sánchez López