Ahora sí que ha llegado el derribo

del cobertizo donde,

con ficticio coraje me he defendido

de las sombras de la soledad.

Tenía sentido empezar haciendo

pucheros

en una lumbre de ilusiones

con un amor a prueba de toda dificultad,

teníamos razones para luchar

y no nos importaba tener condura

en el empleo del agua

ni longanimidad en las ideas,

ni generosidad en el pagar.

Ahora llega la dura despedida

y al tiempo, la liberación,

ya no habrá césped que cortar

ni volveré a escribir

al calor de las llamas,

no quedan ni cenizas

ni volverá el castaño

a consolarme.

Corage  Sentido  Amor  Longanimidad  Generosidad