A ti mujer, nacida
entre apetitos voraces
de índole variada,
medrada en calles perdidas
que no frecuenta nadie
más que el viento,
inicia, te lo pido, tu regreso
a esa lucha en la que vences
y renaces.

A ti mujer, vestida
de apellidos sin linaje,
cubierta de reproches y silencios,
te lo ruego,
que te importe un pimiento
la diatriba salvaje
del violento,
vuelve tu rostro al cielo
y sostén la mirada
impecable y limpia
que llevas dentro.

A ti mujer, sumida
en dolorosos instantes
de impotencia y miedo,
te lo pido,
te lo ruego,
te lo exijo,
no concedas al torpe
una sola lágrima
ni al cobarde un respiro,
grita si es preciso
donde tenga eco tu grito,
por las mujeres que sufren,
por ti misma,
por tus hijos…
que sostengan las nubes
tu tormenta eléctrica
y llueva justicia,
que sin cables ni enchufe
alguno,
nos invada la luz
porque renaces,
y tiemble el mundo,
que la luna te haga un guiño
y el sol radiante
mime tu orgullo.

África Sánchez López