TODO HA CAMBIADO…

Los sueños volaban con cada paso,
al alba disfrutaba del silencio
en el desierto malecón reformado de Guayaquil,
había cambiado tanto…
el único árbol pegado
al ya inexistente mercado
de La Orilla, con tu nombre tallado
tampoco estaba,
pero yo seguía soñando
con la empatía danzando atada
a tu ausencia,
mi cuerpo al recordarte me pedía correr
como si corriendo pudiera alcanzarte
en una meta ficticia
donde tampoco estarías,
soñarte, era un recurso pobre,
alcanzarte, una utopía,
solo me quedan los libros
y la piel que me cubre.

MALECÓN ÁRBOL EMPATÍA CORRER LIBROS

África Sánchez López