Llega la ruina a mi memoria

y la acepto de buen grado,

les regalo,

el trofeo deseado

pues no quiero ni tengo ganas

de perpetuar una lucha desleal.

Existen muchos virus con corona

pero nada tan contagioso

como el chantaje emocional

en un mundo ciego.

Hoy, negar lo evidente

es una huida cobarde en exceso.

La memoria arruinada, una suerte.

África Sánchez López