Sin rendirnos, en el seno
blanco de un valle frío
con la incertidumbre a la espalda,
miedo en la mirada y,
un involuntario ostracismo
aposentado en la esperanza,
desterramos del pensamiento
el lúgubre acoso de la muerte
disfrazado de hambre y silencio.
Escondiendo todos
la mal disimulada e insoportable
mirada,
de una decisión,( dolorosa herida)
hicimos sin rendirnos,
de un posible “mañana”,
un presente de lucha,
ni vencedores ni vencidos
en la última batalla.
Sólo vida, sin rendirnos,
en el alma un compromiso,
nueva luz,
más vida, al despertar el alba.

África Sánchez López