De locura y fuego
fueron los instantes vividos,
instantes consagrados a lo eterno.

Todavía siento
la desmedida  pasión
que nos bañaba el pensamiento,
ese ademán de orgullo
en la altivez de nuestros cuerpos,
al dejarnos llevar
por el instinto.

Obligada estoy a recordar
solo esos momentos,
no hubo más satisfacción
aparte del rechazo y el silencio,
solo sombras acumuladas
en lucha por el olvido.

Si alguna vez,
se acercaba la luz a mi ombligo,
otro golpe certero, fino,
sorprendía mi lecho
colmado de lirios, volvías en negro
a cerrar mi camino.

Hoy solo soy,
hoja suelta en cementerio.

FUEGO  ORGULLO  SATISFACCIÓN  TREMENDO  HOJA

África Sánchez López