Se me gasta la verdad en el rostro,
se vuelve lluvia,
manantial que sale de mis ojos
creando archipiélagos en mi cuerpo,
se me doblan los dedos
volviéndose las uñas
cuchillos que cercenan mis muñecas.
Puedo visualizar
las muecas del egoísmo
riéndose de mi dolor.
lo que no sabe, es que ya no sufro,
cuando la sangre sale al exterior,
la liberación comienza,
se invocan las decisiones
y, dices la última palabra.

África Sánchez López